jueves, 13 de mayo de 2010

Lo que era, lo que soy, lo que quiero ser, lo que gracias a esto seguiré siendo.

Este ensayo lo escribí el año pasado con la intención de que saliera en el fallido anuario de cuarto medio, creo que me quedó re bien así que orgullosa lo subo a este blog :)

Me pongo a pensar… ¿Por qué a mi generación no le gusta la educación física? ¿Por qué el deporte siempre es una lata? Mientras lo hago, se cruza por mi cabeza una persona, una niña, floja, orgullosa, llena de caprichos… soy yo misma, hace ya seis años atrás cuando si alguien se sacaba una nota más alta que yo, me ponía a llorar, me picaba, me encerraba en mi pieza y ahí se acababa el tema, total ¿qué me importa?

Empezó un nuevo año escolar, y con eso la elección de nuestras actividades extra programáticas ¿karate? Siempre me llamó la atención, mi mejor amiga estaba ahí, sería una propuesta interesante, vamos.

El profe, se ve simpático, pero un poco exigente veamos qué pasa, veamos de qué se trata todo esto.

¿Qué onda? ¿Qué es esto?, no entiendo lo que dicen, hay que correr mucho antes, y siempre llego última a todas las competencias que el profesor hace, me canso mucho… curioso, siendo como soy, ya debería estar renunciando y cambiándome a algo donde me mueva menos y llame más la atención, pero algo, no sé por qué, pero quiero seguir intentándolo.

¿Quién dijo que a los 12 años uno no se puede enamorar? Pues es un hecho, a los 12 años me enamoré profundamente de lo que hoy, llamo mi deporte. Es tan difícil, me cuesta tanto, pierdo constantemente. Hay que complementar, aumentar la velocidad, cuidar el peso y mantener una dieta, pero eso es lo que lo hace más hermoso, no es un amor fácil, él siempre está un paso más lejos que yo, no quiere que lo alcance, me frustra, me duele, me cierro…
A medio camino los doctores dijeron que no podía seguir, pero en este tiempo no he estado sola, he encontrado una familia, un equipo, que me apoya, que me reta, y que siempre se encarga de recordarme que nunca se está dando lo suficiente.

Pero esto no abarca solo el área deportiva, ya no soy la niña caprichosa que si algo no le resulta a la primera se rinde, no, aprendí algo nuevo, la perseverancia, un valor que sirve en todos los aspectos de la vida, aprendí que mientras más cuesta algo, más valor tiene cuando se logra, ahora, me siento más capacitada para enfrentar las muchas metas se van poniendo en el camino.

No soy de alto rendimiento, tampoco una maravilla en la competencia, pero amo lo que hago, y quiero luchar por todo lo que puedo hacer, y como muchas veces me han dicho, “nunca dejes que alguien te diga que no puedes lograr algo”, y también, “el miedo es lo primero que nos limita a no superar nuestras metas”, es muy fácil decirlo y escribirlo, pero ponerlo en práctica es trabajo de toda una vida.

También me uní con algo que curiosamente llevo desde que nací, pero que nunca había sentido. Mi bandera, mi nacionalidad, aprendí lo hermoso que es gritar y responder un C-H-I, el honor que es mirar a nuestra bandera flameando en el extranjero, lo hermoso de verla en el pecho de aquellos equipos y personas que nos representan alrededor del mundo en las distintas competencias de todas las disciplinas, la pasión de festejar puntos y triunfos de nuestros equipos, la responsabilidad de cargar con el nombre de un entidad, el éxtasis en la competencia y por supuesto, la desolación que provoca no lograr nuestros objetivos, y con eso mismo la garra y las ganas de recuperarse para una próxima oportunidad.

Son tantas las emociones, las sensaciones, los lazos que se forman, las experiencias que uno vive practicando algún deporte, que con este ensayo (bastante autorreferente) quiero invitar a mi generación (y a las que vienen) a integrarse en este mundo, nuestro país tiene tantos talentos, pero tan poco apoyo, falta la pasión, falta la empatía, falta el amor por lo nuestro, los invito a retarse a ustedes mismos y al medio que los rodea, para que prueben algo que de alguna manera cambiará su punto de vista y los hará probar una parte de la vida que no vale la pena dejar afuera.

Daniela Valenzuela IV°B

3 comentarios:

beatriz vd dijo...

"Es tan difícil, me cuesta tanto, pierdo constantemente."
"...siempre está un paso más lejos que yo, no quiere que lo alcance, me frustra, me duele, me cierro…"
Te entiendo tanto Dany, y sé que tú también me entiendes :) y creo que las dos podemos dar fe de ello en cada palabra de apoyo, en cada consuelo, en cada caída y en cada alegría que hemos pasado juntas, cada una en lo suyo :B
Gracias corazoooooooon ahahahahah
Además, otra cosita, shiquitita ashi: Quien dijo que a los 12 años no puedes decidir algo que hacer durante el resto de tus días?

Chaito danielin

Patrix dijo...

Una vida con cuestiones, dificultades y cosas nuevas :B eso es entretenido, karate es asi.. y como dijiste tú: él siempre está un paso más lejos que yo, no quiere que lo alcance. Eso te hace perseverante y un Samurai de la vida cotidiana =D.
Te requetekiero Dani :)
Pato.

Pino Luna dijo...

Hola, qué lata que no hayan publicado tu ensayo, pero a decir verdad no creo que representarás a tu curso y es bastante autorreferente, pero chistoso y honesto.
Bueno, que estés súper.
Un abrazo
Nayareth Pino Luna

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